viernes, 29 de mayo de 2009

Juan Montalvo


Juan Montalvo nace en Ambato, Ecuador, el 13 de abril de 1832 y muere en París el 17 de enero de 1889. Siendo niño fue testigo de las intransigencias políticas al ver a su hermano y tío marchar al exilio. Cursó primero estudios en el Colegio de San Fernando (1846-1848) y luego en el Seminario de San Luis en Quito (1848-1851), donde obtuvo el título de Maestro en Filosofía. Inició también estudios de jurisprudencia en la Universidad de Quito sin llegar a terminarlos. En realidad Montalvo es un autodidacta. Su formación se debe más a sus lecturas y a su experiencia europea, primero como miembro de la legación diplomática en Roma (1856-1858) y luego en París (1858-1859). En 1859 regresa a Ecuador y desde el comienzo toma una postura activa contra la dictadura de Gabriel García Moreno. Su vocación de escritor le induce a crear una revista, El Cosmopolita (1866-1869), desde la cual difunde sus escritos, pero que le llevaría al destierro de Ambato por sus críticas a García Moreno (murió asesinado en 1875). La muerte de un tirano dio paso a la entrada de otro, Ignacio Veintenilla, y Montalvo se vio de nuevo combatiendo en pro de la libertad. Primero lo hace a través de las páginas de El Regenerador (1876-1877), más tarde con sus Catilinarias que se empiezan a publicar en el periódico La Estrella de Panamá, donde había salido exiliado, y que se recogerán luego en libro en 1880; en estos ensayos surge con fuerza su espíritu polémico, su ironía y su lucha contra la tiranía. Su oposición a la dictadura lo mantienen fuera de Ecuador, primero exiliado en Panamá y luego en Francia. En 1881 viajó a París con el manuscrito de otros libros suyos. El libro de ensayos Siete tratados, quizás la obra que mejor caracteriza la cultura de Montalvo, se publicó en 1882; los demás sólo después de su muerte (Capítulos que se le olvidaron a Cervantes, 1895; Geometría moral, 1902).
La obra ensayística de Montalvo destaca por su espíritu combativo ante la opresión, tanto social como política y religiosa. En su obra destaca el ensayo polémico. Como escritor era un purista en el uso del lenguaje y un clasicista en el estilo, pero un romántico en su amor a la libertad y en su lucha contra la tiranía (“Mi causa es la moral, la sociedad humana, la civilización […]”, dice en 1859 en carta al dictador García Moreno). Su lucha en pro de la libertad no tiene, sin embargo, la preocupación social que caracterizaría luego a los ensayistas iberoamericanos a partir del último tercio del siglo XIX. Quizás el mejor ejemplo para contrastar su estilo y preocupación con el estilo y preocupación social de la generación que le sigue, sea la lectura del ensayo “Indios” (1887) de Montalvo y “Nuestros indios” (1904) de Manuel González Prada.
Ojeada sobre América” (1866) es un ensayo más extenso y también un buen ejemplo del estilo de su prosa, de su preocupación por América y de sus conocimientos, no sólo del pasado histórico sino también de los acontecimientos del momento.

Juan Manuel Fangio



Juan Manuel Fangio nació el 24 de junio de 1911 en Balcarce, Argentina. Hijo de una humilde familia de inmigrantes italianos, trabajaba de joven en un taller mecánico. Además de los automóviles, su otra pasión era jugar al fútbol, lo que le valió el sobrenombre "El Chueco" que permacería a lo largo de su vida.
En 1934 empezó con las carreras y el simple hecho de que haya sobrevivido ya hace de él un campeón, pues los circuitos argentinos en esa época eran muy precarios y peligrosos. Pero Fangio demostró ser un persistente luchador y se consagró dos veces Campeón Nacional Argentino (en 1940 y en 1941). Tenía mucha esperanza de irse a Europa en busca de glorias aún mayores, pero la Segunda Guerra Mundial postergó esos sueños.
En 1947 fue finalmente mandado a Europa con el auxilio financiero del gobierno de Perón. Allí Fangio pudo demostrar al mundo toda su abilidad. Contrastando con su figura tímida y su voz baja, al ponerse detrás del volante se convertía en un piloto excepcional, como nunca se había visto antes.
Fangio se refería al automovilismo bajo una doble óptica: como una ciencia que necesitaba un largo estudio y a la vez como un arte que debería ser cuidado como tal - solía compararlo a la pintura.
A mediados de 1950 - cuando tuvo inicio la era moderna del Gran Prix con el debut de la Formula Uno - Fangio pilotaba para Alfa Romeo. En ese año terminó en segundo lugar pero luego ganó su primer Campeonato Mundial en 1951. Durante una carrera en 1952 sufrió un grave accidente en Monza, cuando se rompió su cuello y tuvo que mantenerse alejado de los autos por casi dos temporadas. En 1954 cambió de Maserati a Mercedes, una movida que lo ayudó a conquistar su segundo título mundial - el primero de una serie de cuatro títulos seguidos - logrando siempre las pole position y ganando seis de las ocho carreras del campeonato. El año siguiente y nuevamente con un Mercedes, gana su tercer campeonato mundial y forma una dupla sensacional con el inglés Sterling Moss, su compañero de equipo. El joven Sterling idolatraba a su mentor más grande y solía llamarlo cariñosamente de "Maestro".
Pero entonces vino Le Mans. Fangio se envolvió sólo indirectamente en el accidente que provocó la muerte de 81 espectadores en 1955. De cualquier modo, eso marcó un punto de inflexión en su carrera. Mercedes se retiró del automovilismo y había un riesgo real de que los gobiernos europeos terminaran con la F1 por razón de la tragedia.
Al cambiarse a Ferrari, Fangio restauró la gloria de la F1, logrando 6 pole positions en 7 carreras y ganando 3 de ellas (en las otras 4 quedó en segundo) para reclamar su cuarto - y dicen, mejor - Campeonato Mundial.
En 1957 dejó a Ferrari para volver a Maserati, ganando el quinto título mundial con performances extraordinarias. En el circuito alemán de Nürburgring y tripulando un liviano Maserati 250F, tras un problema en el reabastecimiento, tuvo que venir corriendo de atrás y faltando una vuelta logró pasar los dos Ferraris oficiales ante el asombro del público y sus rivales por su virtuosismo. Esto le vale con el correr del tiempo, en febrero de 1958, el premio anual de la Academia Francesa de Deportes por ser el autor de la más sobresaliente hazaña deportiva del mundo.
Después de algunas carreras en 1958 él se retira del automovilismo, ya no teniendo nada que probar a nadie, diciendo solamente "Se terminó." Volvió a su garage con la conciencia de haber salvado a la F1 post Le Mans y de haber establecido un estándar de excelencia y dominio de la máquina que nunca serán igualados. Se murió tranquilamente el 17 de julio de 1995 a los 84 años. De todos aquellos que lo han seguido, el legendario Fangio dijo que sólo Jim Clark y Ayrton Senna se han aproximado de sus abilidades al volante.

Juan Manuel Fangio



Juan Manuel Fangio nació el 24 de junio de 1911 en Balcarce, Argentina. Hijo de una humilde familia de inmigrantes italianos, trabajaba de joven en un taller mecánico. Además de los automóviles, su otra pasión era jugar al fútbol, lo que le valió el sobrenombre "El Chueco" que permacería a lo largo de su vida.
En 1934 empezó con las carreras y el simple hecho de que haya sobrevivido ya hace de él un campeón, pues los circuitos argentinos en esa época eran muy precarios y peligrosos. Pero Fangio demostró ser un persistente luchador y se consagró dos veces Campeón Nacional Argentino (en 1940 y en 1941). Tenía mucha esperanza de irse a Europa en busca de glorias aún mayores, pero la Segunda Guerra Mundial postergó esos sueños.
En 1947 fue finalmente mandado a Europa con el auxilio financiero del gobierno de Perón. Allí Fangio pudo demostrar al mundo toda su abilidad. Contrastando con su figura tímida y su voz baja, al ponerse detrás del volante se convertía en un piloto excepcional, como nunca se había visto antes.
Fangio se refería al automovilismo bajo una doble óptica: como una ciencia que necesitaba un largo estudio y a la vez como un arte que debería ser cuidado como tal - solía compararlo a la pintura.
A mediados de 1950 - cuando tuvo inicio la era moderna del Gran Prix con el debut de la Formula Uno - Fangio pilotaba para Alfa Romeo. En ese año terminó en segundo lugar pero luego ganó su primer Campeonato Mundial en 1951. Durante una carrera en 1952 sufrió un grave accidente en Monza, cuando se rompió su cuello y tuvo que mantenerse alejado de los autos por casi dos temporadas. En 1954 cambió de Maserati a Mercedes, una movida que lo ayudó a conquistar su segundo título mundial - el primero de una serie de cuatro títulos seguidos - logrando siempre las pole position y ganando seis de las ocho carreras del campeonato. El año siguiente y nuevamente con un Mercedes, gana su tercer campeonato mundial y forma una dupla sensacional con el inglés Sterling Moss, su compañero de equipo. El joven Sterling idolatraba a su mentor más grande y solía llamarlo cariñosamente de "Maestro".
Pero entonces vino Le Mans. Fangio se envolvió sólo indirectamente en el accidente que provocó la muerte de 81 espectadores en 1955. De cualquier modo, eso marcó un punto de inflexión en su carrera. Mercedes se retiró del automovilismo y había un riesgo real de que los gobiernos europeos terminaran con la F1 por razón de la tragedia.
Al cambiarse a Ferrari, Fangio restauró la gloria de la F1, logrando 6 pole positions en 7 carreras y ganando 3 de ellas (en las otras 4 quedó en segundo) para reclamar su cuarto - y dicen, mejor - Campeonato Mundial.
En 1957 dejó a Ferrari para volver a Maserati, ganando el quinto título mundial con performances extraordinarias. En el circuito alemán de Nürburgring y tripulando un liviano Maserati 250F, tras un problema en el reabastecimiento, tuvo que venir corriendo de atrás y faltando una vuelta logró pasar los dos Ferraris oficiales ante el asombro del público y sus rivales por su virtuosismo. Esto le vale con el correr del tiempo, en febrero de 1958, el premio anual de la Academia Francesa de Deportes por ser el autor de la más sobresaliente hazaña deportiva del mundo.
Después de algunas carreras en 1958 él se retira del automovilismo, ya no teniendo nada que probar a nadie, diciendo solamente "Se terminó." Volvió a su garage con la conciencia de haber salvado a la F1 post Le Mans y de haber establecido un estándar de excelencia y dominio de la máquina que nunca serán igualados. Se murió tranquilamente el 17 de julio de 1995 a los 84 años. De todos aquellos que lo han seguido, el legendario Fangio dijo que sólo Jim Clark y Ayrton Senna se han aproximado de sus abilidades al volante.

Juan León Mera

(Ecuador, 1832-1894)

Escritor, novelista y crítico ecuatoriano que se esforzó por crear una literatura nacional. Nacido en Ambato, fue partidario de Gabriel García Moreno y de su dictadura teocrática, ya que era un exacerbado conservador. Fundó la Academia Ecuatoriana de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española, en 1874. El movimiento literario del romanticismo influyó en su escritura, como también en Esteban Echeverría o Domingo Faustino Sarmiento, y le llevó a afirmar que había llegado la hora de crear una literatura propia, de buscar el genio nacional que acompañara la independencia de las jóvenes naciones. Como conservador se sintió influido por Chateaubriand y el pensamiento católico. En su obra consideraba las misiones jesuíticas como sistema ideal para poner freno a la codicia colonizadora y para civilizar a los indígenas, cosa necesaria, puesto que la naturaleza por sí misma era barbarie y crueldad. Su novela más importante, modelo de una época, es Cumandá o un drama entre salvajes (1879), obra romántica en la que cuenta los amores, de final trágico, de la india Cumandá con el hijo de un rico hacendado, Carlos Orozco, y cuya descripción de la selva amazónica ecuatoriana cautivó en su época por su lírica y su realismo. En 1865 escribió la letra del Himno nacional del Ecuador. Algunas de sus obras más sobresalientes son: Ojeada histórico-crítica sobre la poesía ecuatoriana (1868), ensayo sobre el modo de organizar el mundo de las letras en su país; La virgen del sol (1861), leyenda extraída del folclore ecuatoriano; y Antología ecuatoriana: cantares del pueblo (1892).